sábado, 19 de noviembre de 2011

POR QUÉ NO PUEDO ESCRIBIR EN ESTE BLOG

Cada tanto se me viene una idea genial a la cabeza, pero no sé cómo escribirla. En verdad, no sé cómo escribirla por su sublimidad, que es algo parecido a su evanescencia.

Bueno, más o menos ésa ha sido la historia de mis escritos en este blog. Hace un tiempo estoy pensando qué escribir, y sabe bien la papelera de esta computadora cuántos intentos fallidos acumulé. La hoja en blanco da pavor; pero más pavor da, quizás, la hoja escrita que dice un poco menos que la que está en blanco.

Así fue como hoy, encontrándome frente a mi computadora, encontré la raíz de esta cadena de desgracias literarias. En verdad, haciendo historia, este blog nació inspirado en Enormes Minucias, de Chesterton. Lo cierto es que yo nunca, jamás, leí ese libro. ¿Cómo intentar seguir el espíritu de eso que me es absolutamente desconocido? Quizás lo haya hecho con algo de suerte en otro capítulo; con algo de suerte y una dosis de paciencia de mis amigos-escritores de este blog.

Ahora, retomar la inspiración que nunca existió, implicaba ir a buscar los textos de Chesterton. Ya vi que hay una edición nueva para comprar; pero también me encontré con otro blog que trae un fragmento de esas Enormes Minucias (y que ya fue visitado por otro de mis amigos-escritores, ¡ja!). Y leerlo fue comprenderlo todo… Ahí estaba una situación cotidiana (para un inglés) analizada con la sutileza de un cirujano, mostrada en su más ridícula faceta y empujando, como el corcho de un champagne (no se me ocurrió nada mejor) una reflexión verdaderamente profunda, clara, y vital.

Dándome cuenta de haber derramado caracteres (ya no se derrama tinta) en el vacío, caí en la conclusión de que es imposible continuar este oficio sin leer dicho libro, cuya muestra me deslumbró. Así como nadie que quisiera navegar por la literatura antigua se atrevería a prescindir del latín, o así como nadie que quisiera llevar adelante su vida se atrevería a prescindir del consejo de los mayores, o así como nadie que quisiera ser un buen cristiano se atrevería a prescindir de los sacramentos, de la Sagrada Escritura y de la caridad, así tampoco yo puedo prescindir de este libro, si quiero seguir escribiendo en este blog.

Me pregunto si, quizás, no será este impulso ciego del hacer-rápido, o hacer-efectivo, que ha invadido inconscientemente nuestra conciencia lo que nos lleva, entre tantas y tantas cosas que los invito a agregar en los comentarios, a imitar un estilo sin conocerlo, a estudiar a los antiguos sin el latín, a vivir nuestras vidas sin el consejo de los mayores, o a ser cristianos sin los sacramentos, la Biblia y la caridad. Los ejemplos coinciden, sin dudas, en dejar afuera aquellas cosas que son fundamentales para el ejercicio de cierta actividad. Si la raíz es la pereza, la soberbia o la estupidez, no lo sé. Quizás sean las tres, en diversos grados, según el caso. Pero de todo, lo que más me preocupa es que esas actitudes de base se podrían repetir en cada uno en las diversas dimensiones de su propia vida, atentando contra la genuina identidad de nuestro obrar.

Por lo pronto, no tengo otra alternativa que leer el libro, so pena de seguir derramando caracteres inútilmente. Y, seguramente, desde allí continuar la aventura de volver a las fuentes que inspiran nuestros sentimientos, actitudes y convicciones más profundas, para que resulten verdaderos.-

7 comentarios:

Rodney dijo...

ya me hiciste dar ganas de leer el libro Diego!! jaja =) un abrazo Rodney

Diego Bacigalupe dijo...

Bue, Rodney, después de que lo lea te lo puedo prestar! Un abrazo...

Anónimo dijo...

Hacía rato que no entraba a la Vaca... Y hacía rato, también, que nos habías anoticiado de tu regreso al blog. Hace rato -ratito, diría yo-, lo acabo de leer. Y recuerdo mucho esa fascinación por Chesterton, dándome verdaderos deseos de juntarme con vos en alguna plaza o bar para charlar de literatura, filosofía, religión y vida cotidiana.

Me gusta esa idea de que una hoja apenas escrita es más vacía que una hoja en blanco, ja ja ja. Es muuuy buena. Y también esto de que se derraman caracteres y ya no tinta.

Yo creo que las fuentes de la inspiración son variadas. Seguramente, un libro puede ser una gran inspiración -y a propósito de eso, investigaré más sobre Chesterton-. También un cd, una película... O las Sagradas Escrituras.

No obstante, se me ocurre que la principal inspiración proviene de uno mismo, del ser abrazado a sus circunstancias, a aquello que le pasa y le conmueve.

Creo que a todos nosotros, en mayor o medida, nos pasa algo. En eso, seríamos iguales... Como seres humanos, digo.

Lo que varía es la forma en que lo expresamos... o lo callamos.

Te mando un gran abrazo.

Diego Bacigalupe dijo...

Gracias, Adrián, por el comentario. Creo que las fuentes de inspiración sí que son variadas! Pero todas, como decís, pasan por uno. Si es una inspiración, que venga de donde venga, de tus circunstancias, de las lecturas... Pero te tiene que pasar por adentro. Si no te pasa, puede ser pedantería no más. Claro que a nadie le toca andar valorando la inspiración ajena, ja!
Y es verdad, a veces esas inspiraciones se callan -y a veces hablan mucho más, calladas.

javier dijo...

Cuando Chesterton decía de sí mismo que era perezoso no estaba confesándose. Quiero decir que no confesaba un pecado sino que describía uno de los rasgos más acusados -e inofensivos- de su carácter: precisamente aquel que le permitía discutir durante horas con un amigo o pensar fumándose un puro o leer y escribir en la cama, tranquila y amablemente.

Diego Bacigalupe dijo...

Javier:

Una alegría que pases por acá. Tu comentario, por supuesto, muy iluminador. A veces, uno puede leer un texto de muchas maneras distintas, y viene bien que alguien haga una 'hermenéutica' adecuada. Gracias.

Te invito a seguir 'revolviendo' en el archivo de este blog. Probablemente, algunos de los escritos -de otros autores, sobre todo- te resulten interesantes. Y, sí, para actualizarlo venimos lento. Pero ya lo haremos.

Gracias de nuevo.

Maximiliano Garaicochea dijo...

Un llamado a la reflexion para los que formamos parte de este blog. A volver, (o en mi caso a llegar por prmera vez) a las fuentes.

Nos vemos al regreso