martes, 29 de junio de 2010

Celebrar la diversidad

Celebrar la diversidad. Qué cosa más curiosa, no? Que bárbaro. Un hermano Mayor en la Fe, un hijo de Abraham, un Pastor que conduce a su pequeño rebaño nos invita a celebrar que somos diferentes: a pasar del tolerarnos al aceptarnos, para después festejarnos. Qué cosa más notable y más simpática es que lo haya oído y, en cierta manera “descubierto” en un retiro, en mi retiro de pre-ordenación.

Uno sabe de sobra, y basta mirar al resto y pensar –y a veces hasta decirlo con alivio- “qué bueno que no hay dos iguales”, “qué bueno que soy único, diferente”. Aquí está la magia. Uno sabe de sobra y hasta en la misma naturaleza que las cosas no son iguales: no es lo mismo una zalea que una alegría del hogar, no es lo mismo un cedro que un pino, un peludo que una mulita, aunque a veces se parezcan. NO SOMOS IGUALES.

Así tampoco somos, como a más de uno le gusta decir, masa. Somos individuos y bien diversos, con sus propiedades, virtudes, defectos, con sus roles bien definidos, con un plan y una vocación pensada desde siempre para cada uno de nosotros.

Celebrar la diversidad. Celebrar que somos distintos, que el otro puede pensar diferente que yo, que otro pueda tener diferentes gustos: que sería de la humanidad si a todos nos gustara la opera, o el reagge... Mamma mia. Diversidad y reconciliación: deber y derecho de todos para todos. A no tener miedo a los otros, que no es el infierno, como solía creer y decir un famoso francés angustiado.

Así Dios nos eligió: diferente, para que seamos hijos suyos y que seamos pero diferentes pero con un centro común: Jesucristo. ¡qué linda es la diversidad! Somos una gran Arca de Noé, pero vamos todos adentro; viajemos juntos antes de que se largue a llover. Hay lugar para todos!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo celebro la diversidad y también la libertad.

Me gusta creer en Dios. Hacer de esa realidad una convicción y no un mero dogma.

Hace poco leí que la mejor manera de creer en Dios era poniendo en duda muchas cosas... Y creo que algo de eso hay.

Crecer en la fe. De eso se trata.